I
Bosque del embalse,
Exuberante paisaje,
Verde intenso que aplasta la vista,
Agua tibia que rodea la tierra,
Cielo azul que devora los cuerpos,
Mezcla de sonidos, voces y susurros,
Floresta que cobija.
II
Criaturas que se esconden;
Mágico preludio de la posesión ancestral.
Sudorosos los cuerpos de tanto jugar.
Lecho de yerba fresca,
Intercambio de miradas,
Anuncio de la falsa e infantil reyerta,
Despliegue de posiciones.
III
Energía que hace temblar;
Incrustados los cuerpos en la tierra húmeda,
Bajo la sombra del frondoso apamate,
La exaltación aparece.
Delirio conductor,
Movimiento devastador,
Diversidad en fusión.
IV
Un extraño observa el acoplamiento;
Memorias antiguas envilecen su ser;
Quiere ser el protagonista del tórrido encuentro;
Vana ilusión,
Ira lentificada,
Venganza postergada,
Derrota planteada.
V
El río embravecido se calma.
Los cuerpos alegres descansan;
La atmósfera se relaja;
Los amantes se marchan.
El bosque guarda la intimidad;
El que se oculta espera la proximidad;
Follaje misterioso.
VI
Asiduos encuentros a las orillas del embalse;
Tertulias, risas y amor;
Nada importa en derredor;
Nada remueve la emoción;
El tiempo es sólo una palabra.
Mentes llenas de flores de vivos colores;
Pájaros y mariposas danzan en sus cuerpos.
VII
Aquel furtivo observador se deshilachaba de rencor;
Mente enturbiada de anarquía;
Deseo irrefrenable de poseer a la hembra portentosa;
Reina que surgía en algún remoto rincón de su interior;
Otro varón era su señor;
Espíritu abatido.
VIII
Infausto rostro,
Desierto de la existencia,
Ojos devastados por la gloria ajena,
Manos vacías, Venus ausente
¡Cesa el desaliento!
¡Determinación en avanzada!
¡Destino en construcción!
IX
De la debilidad a la fuerza;
De la estupidez a la inteligencia;
De observador a poseedor;
El gran varón se derrumbaría;
El sedicente espectador ascendería;
Advenimiento del poder;
Satisfacción anhelada.
X
Tibieza de la tarde;
La doncella y el varón miran nuevamente la arrebolada;
Halcón que se abalanza;
Hombres que pelean, mujer que aguarda
¡Embates, gritos, forcejeos!
No hay espacio para el diálogo;
Follaje en llamas;
Fuerza mal empleada.
XI
La riña ha concluido
El gran varón, corona de laurel;
El exhausto espectador, amargo desenlace.
La doncella para el vencedor.
Cañaverales llenos de amor salvaje;
Calientes los modos;
Profundos los deseos.
Pablo Colina Fonseca.